Bitácora poético/cletera...que es lo mismo ni es igual
Journal for poetry and cycling lovers ...that is the same yet it's not equal

sábado, 24 de septiembre de 2016

Fall in Autumn - 2nd entry -

FALL IN AUTUMN
                     540 days off season


entry 2 - Across the Fields

La mirada,  curiosamente incisiva, me  amenazaba por entre el follaje. Sin darme cuenta, de pronto me vi rodeado por una treintena de ojos atentos a cualquiera de mis movimientos. Luego de treinta minutos de caminar entre bosques y senderos desconocidos, había alcanzado por fin el centro del Itchen Valley Country Park, y me disponía a cruzar a campo traviesa entre las vacas que a esa hora cansinamente pastaban.  Los días posteriores repetirían la dosis, haciéndome notar que la maravilla de esos caminos escondidos y arbóreos túneles  no era en Southampton la excepción sino la regla. Ya fuere siguiendo el curso de algún tímido arroyo o internándose entre el follaje, uno siempre terminaba en algún lugar nuevo, la cima de una colina, un prado inexplorado, una salida imprevista. Ahí estaban los Common, parques públicos que podían abarcar kilómetros o unas cuantas cuadras, insertos en medio de las comunidades o interconectando las mismas a través de extensas líneas de follaje entre villa y villa. En Eastleigh y West End, con los cientos de kilómetros de verde espesura, o en Midanbury, Shirley y Highfield, con sus parques cuidadosamente dispuestos y abiertos para ciclistas, peatones y ardillas, no había rincón en Southampton donde al caminar, con la curiosidad de un niño y la orientación de un soldado entrenado, pudiere uno no encontrar alguna calzada guardando alguna sorpresa al final. Erguidos por cientos de años o por décadas, miles de árboles dibujaban formas curiosas al caer la lluvia sobre sus verdes hojas, y escoltaban silentes las pisadas de los viajeros caminantes como yo y dispuestos a seguir los designios del cielo. Al igual que por las noches en Primrose Rose, mientras las chicas ofrecían sus lenguas se escuchaban castañeos, murmullos y pequeñas correrías por entre los arbustos; asimismo cada caminata era una invitación para escucharse rodeado por multitud de escurridizas criaturas entre carboneros, ardillas, petirrojos y urracas de penacho negro, todas las cuales acostumbradas a la presencia humana solían pasearse ante mis pasos como esperando algo de comida. Evidentemente ninguna de ellas podía siquiera intuir que mi presupuesto para comida era más bien escaso, y que andaba recorriendo los campos haciendo uso del combustible acumulado los meses anteriores al viaje. Probablemente recibirían alimento habitualmente, o quizás no lo harían nunca y simplemente sobrevivirían de la misma silvestre manera en que los bosques atiborraban cada espacio sin construir. De hecho, a juzgar por cuan limpios hallé cada sendero, se me ocurrió que o no muchos andantes se internaban por esas rutas, o que simplemente los locales eran tan limpios y ordenados como lucían en apariencia tanto ellos como sus hogares. Muy extraño se me haría hallar siquiera algún rastro de presencia humana en cada una de esas rutas pensadas para y por amantes de la Naturaleza. La brisa entre las hojas, el murmullo del viento, la claridad de las tardes y la cubierta gris de las mañanas me acompañaría en cada una de mis expediciones campo adentro, o entre los pasajes urbanos que me recordaron Valparaíso pero sin la mugre que la gente suele acumular en las esquinas. Prístinas lagunas y estanques nutrían cada uno de las leñosas veredas, algunas de ellas pequeñas y reposadas ramificaciones del poderoso río Itchen que unos kilómetros más abajo partiría la ciudad en dos. Caminé con desconfianza tratando de rodear el rebaño y esperando que ninguna res se me viniera encima guiada por el miedo a ser atacada. El cielo estaba particularmente despejado y me quedaban muchos senderos aún por descubrir y recorrer. Volvería por otros que había dejado a medias como por aquellos que me hallaron demasiado cansado. Caminaría por el verde Southampton irrigando las arterias del urbano, conviviendo juntos en una simbiosis por mí sólo imaginada, pero nunca experimentada en carne propia. 




Itchen Valley Country Park  – Eastleigh

Fotografía/Photo por/by David Lethei

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