DESPACIO, LOS AMANTES
Despacio
descendía su mano
por
las frescas mejillas
de
quien habitaba su cama.
Y
le decía, a punta de roces
y
apretones turgentes
de
cuánto la amaba.
Despacio
servía su mesa
acompañaba
sus noches
le
arreglaba el cabello.
Despacio,
se hablaban de flores
del
sueño de anoche
qué
comprar ya mañana.
Despacio,
los amantes
jugando
a las cartas
veían
caer la tarde.
Y
despacio, con el rabillo del ojo
era
yo quien envidiaba;
tanta
ternura, tanta dulzura
era
yo quien recordaba…
Despacio,
a
los amantes.
Foto por / Photo by
David Lethei
David Lethei