Bitácora poético/cletera...que es lo mismo ni es igual
Journal for poetry and cycling lovers ...that is the same yet it's not equal

lunes, 5 de junio de 2017

Fall in Autumn - 32nd entry -

FALL IN AUTUMN
                     540 days off season


entry 32  Song to say goodbye

               Elizabeth Fraser musita las notas de “Another Day” mientras afuera, tras las altas ventanas del salón de clases, las lluvias de Mayo arrecian con fuerza remeciendo los tejados del añoso colegio. Miro, a ratos, a los perros chapoteando en las aceras mientras en los patios del colegio los de Quinto gritan sus nombres a la lluvia. La pila de pruebas se acumula sobre el escritorio recordándome que aún va quedando pega pendiente, sin embargo, yo tengo ganas de irme lejos, de correr hasta otras brumas, las oscuras y húmedas brumas que enverdecen los campos del sur de Inglaterra. Allá donde mientras pedaleaba por Hampshire escuchaba las músicas nuevas de “Rhye” y de “Cigarettes after sex”, pensando en cuan decididamente más fríos eran los otoños, y qué decir los inviernos, en dichas tierras tan septentrionales. “The Smiths” para las calles de Manchester y “U2” para las de Belfast, y mientras tanto se colaba “Dead can dance” para capear los extensos viajes entre Londres y Edimburgo, era “Sting” y “Simply Red” los que ayudaban camino a  Bangor.  Y si ya el ponerle tanto oído a la música en inglés terminaba por agotar a mi cerebro, bien recibidos eran los cantantes italianos de los 70 los cuales amenizarían el periplo por tierras tanas entre Venezia y Bari. Voces francesas y alemanas servirían de aliciente cuando tocaba continuar la travesía, mientras que un sinfín de voces chilenas y argentinas serviría de remanso para cuando evocar el hogar. Hay canciones que te transportan, es sabido, no sólo a lugares sino también a momentos, a segundos, a sabores y tactos. Llovía en Southampton y tras la ventana se perdía mi mirada mientras escuchaba los versos de “Holden” y los arpegios de “Enya”, y evocaba besos dejados en casa y caminatas aún por venir. Porque a veces la intuición también ayuda y con un tanto de imaginación se puede, gracias a una que otra canción, hasta percibir sensaciones aún en ciernes. Como cuando caminando por el Itchen Bridge, en un despejado y frío día de Enero, los acordes de Lennon me llevarían a este instante indefinido y sin embargo patente  junto a esta ventana a ningún lugar, en un colegio sin nombre y corrigiendo pruebas de alumnos desconocidos en algún día de este otoño venido a invierno a miles de kilómetros de ahí. Y es que la música tiene aquello de hacer de los recuerdos, buenos y malos, una memoria sonora, un extracto poético cantado o musitado por el viento. Tanto que por las noches, eran los susurros de “Sade” los que me hacían anticipar noches más rojas y menos solitarias, recordando entre besos más presentes besos más antiguos. Hoy, mientras apunto la última nota en el libro de clases me detengo a pensar en esa vieja idea de hacer un compilado de la propia existencia, como si eso pudiera siquiera ser posible. ¿Cómo compilar, cómo hacer un único listado de canciones que pueda en forma alguna evidenciar no sólo los sabores de esos labios italianos y esas sonrisas teutonas, no sólo las caminatas por Escocia y el asombro parisino, no sólo el ir y venir de un viaje inolvidable? ¿Cómo hacer patente en un único disco, vinilo, cassette o listado MP3 el tropel de melodías que ha acompañado nuestras vidas hasta el hoy, cómo siquiera compilar lo venidero? La música tiene algo indescriptible que nos habla, directamente, sin mayor intermediario y aún sin que lo deseemos, y sin embargo su significancia acarrea ese sino que acarreamos todos: la canción, como este viaje y como el viaje de la vida misma eventualmente se termina, y no queda más que quedarse musitando, entre fotografías, de todo lo que fue de lo que reír y llorar, de todo lo por contar y compartir esperando perdure en la canción de otros, y por supuesto de todo aquello que indefectiblemente nos acompañará a la tumba, porque la canción de uno a la larga, sólo la puede cantar uno. 



Last day at Alma Road – Southampton

Fotografía/Photo por/by David Lethei

No hay comentarios:

Publicar un comentario