FALL IN AUTUMN
540 days off season
entry 33 – Home
Hablar del hogar
puede ser referir al lugar de origen, al domicilio más habitual e incluso, a
una tierra prometida por los ancestros. Hablar del hogar puede implicar también
ese dominio tangible e intangible que llamamos nuestro, un espacio físico o
emocional donde residen nuestros miedos, alegrías y esperanzas, una habitación
de luz y de sombra donde los claroscuros son más habituales de lo que uno
esperaría. El hogar. Tras más de un año en este viaje, 540 días de frío otoñal,
bruma y sólo esporádicos momentos de calor vernal, regresar a este momento en
la memoria se vuelve un acto poético poderoso en sí mismo, cierre y principio
de un ciclo inolvidable. Volver a caminar las calles de la Chimba con las
suelas aún olorosas a las aceras romanas; volver a pedalear Tupahue abajo con
las orejas aún resonando con las canciones de Bari; volver, sobre mis pasos, a
recorrer la Alameda con los Campos Eliseos aún en las pupilas. Comparar, si
bien una actividad inoficiosa, se vuelve entonces natural. ¿Cómo no
cuestionarse la falta de áreas verdes en esta urbe comprimida entre montañas?
¿Cómo no recriminar la falta de planificación urbana de sus autoridades, la
falta de probidad de sus habitantes, la desagradable costumbre de endiosar al
individuo, de exaltar la choreza, y reproducir inequidades? El hogar. Un
espacio que percibimos antiguo, familiar, cotidiano y que a la larga termina
por no tener nombre, ni bandera, ni lengua específica; un conjunto de calles,
rostros, prácticas que sirven de telón para grabar en ellos nuestros futuros
recuerdos. Southampton fue mi hogar. Asimismo lo fue Bari, Berlín, Belfast y
París, y entre esas y muchas otras no nombradas residieron mis ideas, mis
andares, emociones e incluso mis más inolvidables caricias. Pues así como
estando allá extrañaba a los de acá, extrañaba estas miradas conocidas, estos
tactos, estos actos cotidianos; extrañaba el caminar, por Recoleta, por
Bustamante, entre mis plantas, la marraqueta y el pastel del choclo; estando
acá lo que se extraña está en inglés, o en alemán, o en italiano y habla de
pasta, de albahaca y queso. El hogar se torna entonces un camino, una
experiencia en movimiento, un beso pendiente. Hoy llueve en Santiago de Chile y
un puñado de nombres repica en las ventanas. Y son nombres extranjeros, de
medio oriente o de las Highlands, de
China y Gales, Rusia y la costa mediterránea. Son nombres que acarrean consigo
rostros, luminosos y vívidos, y que despiertan instantes precisos y preciosos
en la memoria de la piel. El hogar. Mi
hogar. Tras dibujarlo en las paredes, evocarlo en las canciones, dolerlo en los
pies, llego a la conclusión de que mi hogar siempre estuvo donde estaban los
que amaba, por cientos de miles de kilómetros de distancia que hubiere entre
nosotros, mi hogar tenía una residencia específica en estas tierras
sudamericanas. Hoy, sin embargo, mi hogar es muchísimo más amplio. Hoy mi hogar también ha quedado allá, en las
blancas empedradas del sur de Italia, junto a La Rambla, bajo las montañas de
Snowdonia. Hoy mi hogar habla en chino mientras termina sus años de estudio en
Inglaterra, viaja entre München y Hamburg musitando en alemán, y ve los
amaneceres junto al mar mientras escucha los roncos estertores de los barcos en
Liverpool, Portsmouth o Calais. Hoy mi hogar sigue estando dentro mío, pero
camina con muchos. Hablando de lo de allá y lo de acá, versando en muchas
lenguas y saboreándose los labios y las pupilas en aromas nuevos y conocidos. Hoy
llueve en Santiago, en Southampton, en su ventana, en la mía; el día se va
cayendo por este lado del mundo, y lo que nos une, y nos desune, esto que
fuimos, y que somos, es un deseo agridulce de volver a ser. De volver a
caminar, a respirar, de reiniciar el viaje con todo lo ya sabido, de hacerse un
hogar nuevo y saborear esos besos ya conocidos, otra vez, como si fuera la
primera vez.
Autumn in Santiago – Santiago de Chile
Fotografía/Photo por/by David Lethei
Leo con atención,gracias por escribir. Saludos :-)
ResponderEliminarGracias a ti por leer y compartir.
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