FALL IN AUTUMN
540 days off season
entry 4 – Walking the river
Te
encuentras en la noche, caminando en las sombras, oyendo los automóviles presurosos
pasar por la autopista bajo el puente que ahora cruzas. Te preguntas que
ocurriría si saltases, si cayeres de repente y nadie nunca más supiese de ti.
Te lo preguntas en voz baja, como para no oírte a ti mismo hacerte estas
preguntas, y te apresuras a pasar para no darle tiempo a las ideas de
cristalizar en acciones. Estás solo, y el peso de los días hablándote a ti
mismo se va haciendo más patente a medida que pasan los minutos. No es tu
lengua, te defiendes, pero no es tu lengua y extrañas ese reflejo que
representa el otro cuando compartes el mismo código, el mismo idioma, la misma
emoción; esa conexión
inexplicable que unos llaman amor y otros, complicidad. A pesar de que había
salido con chaqueta para la lluvia todos los días previos, justamente en esta
ocasión había decidido dejarla en la cabaña. Lo lamentaría cuando camino a
Hedge End, en busca del adaptador eléctrico que me permitiría ocupar mi
computador en Inglaterra, la hasta ahora leve llovizna se volviera un tanto más
agresiva y decidiera empapar mi escaso abrigo. Siguiendo la recomendación del
dueño de casa, había enfilado hacia el este, más allá de West End, en busca de
un Parque Industrial donde podría hallar lo que tanto buscaba. Como ya se me
había hecho familiar, hermosos parques flanqueaban la ruta condimentada por
sendos pubs y tabernas inglesas dispuestas de tanto en tanto entre los
habituales caseríos. Entre ellas, de pronto pude divisar el Aegeas Bowl
dispuesto ahí, en medio de la campiña como si fuera parte de la misma lo cual
contrastó duramente con mis memorias de casa en las que las autopistas y las
grandes estructuras parecen rupturar los vecindarios, sin consideración alguna
por los tránsitos peatonales ni la vista o comodidad de los vecinos. De hecho,
me costaba asimilar que justo ahí, por los caminos por los que había estado
deambulando los últimos días serpenteaban un río y una autopista como si
hubiesen estado por siempre hermanadas, pasando desapercibidas ante la espesura
del verdor, de los bosques, los prados y
la quietud de los pequeños cementerios mantenidos junto a las parroquias
locales, justo junto a la puerta, bajo tu ventana y la llovizna. Los mismos
pies, las mismas inquietudes, me habían llevado por los hermosos senderos bajo
Cobden Bridge a internarme por la senda que sigue al río Itchen rumbo al norte.
Donde uno podría pensar podría hallarse un botadero, o casas a medio derruir o
tal vez un cierre perimetral que impidiese el paso peatonal como ocurre en Santiago
y muchos otros lugares del mundo, en Southampton se habían dado a la tarea de
recuperar cuanto sitio hubiese para instalar allí algún sendero para peatones o
ciclistas. Cientos de kilómetros de parques interconectados por vías urbanas o
semiurbanas por las cuales el turista como yo bien podía entregarse a recorrer
o los vecinos a utilizarlos de patio trasero. Siguiendo esa lógica, Riverside
Park se extiende paralelo al lecho del río, acompañando al ciclista, al
pescador aficionado, a los navegantes de canoa y de bote afluente arriba, entre
las orquídeas de río y el musgo verdoso, dejándose llevar por la suave
corriente. Ahí se agrupan los amigos para compartir un partido de fútbol. Ahí
familias enteras sacan a pasear a sus perros. Ahí los que corren mejoran sus
tiempos. Ahí los amantes se encuentran a compartir un beso bajo un sauce llorón.
Ahí me vi caminando nuevamente, escuchándome a mí mismo balbucear en inglés,
pensando en cuánto me hubiese gustado compartir la ruta contigo, tu mano, tus
ojos. La soledad es esa certeza que llevamos todos a cuestas y que de tanto en
tanto se pronuncia demasiado definitiva, demasiado real y rotunda. La soledad
es ése sentimiento personal y autóctono. La certeza de que siempre, de una
manera u otra, estaremos solos en la corriente.
Riverside Park – Southampton
Fotografía/Photo por/by David Lethei
Me desvelan los cuentos por contar. Los esperaba, y todavía los espero..
ResponderEliminarsoledad... hasta que punto?
ResponderEliminarsi en un pedazo de nosotros llevamos a aquellos que nos han marcado...
acompañados de un recuerdo, un sentimiento en común que une a pesar de la distancia.
Tan cierto como que nunca estamos completamente solos,
Eliminarni tampoco acompañados.