FALL IN AUTUMN
540 days off season
entry 22 – Jurassic Coast (and Across the sea)
250 millones de años
atrás, el planeta al que llamamos Tierra lucía muy diferente a como podemos
pretender trazarlo hoy en día. Nuestras tan preciadas fronteras, fueren estas
geográficas o políticas, eran inexistentes y toda la corteza se agrupaba en una
masa única a la que los geólogos han denominado “pangea”, o toda la tierra
según versa la traducción desde el griego. Vestigios fósiles de dichas épocas
han podido hallarse en la actualidad en lugares tan disímiles como China y
Australia, México y Etiopía, o Argentina e Inglaterra. Precisamente en esta
última es posible hallar un vasto banco de información prehistórica en toda la
costa sur, desde los acantilados en Dover hacia el este, siguiendo la línea de
la costa en dirección opuesta hasta llegar a Portland e incluso más allá. La
denominada Costa Jurásica, patrimonio de la Humanidad según UNESCO, se extiende
por cientos de kilómetros sirviendo de muralla natural entre las tierras
británicas y las aguas del Canal de La Mancha (o English Channel), separando así la nación inglesa del resto de
Europa. Eso es hoy en día por supuesto. Rastros de períodos tan antiguos como
el Triásico, Jurásico y Cretácico han sido hallados en las perfiladas laderas
de la mencionada costa, volviéndola un imán no sólo atractivo para aquellos que
se dedican a las Ciencias de la Tierra sino también para turistas y viajeros
por igual. Largos senderos permiten al caminante desplazarse de punta a cabo
por una ruta donde la historia de la prehistoria puede leerse en las rocas, las
marcas en la arena, los bosques fósiles y las más diversas creaturas
petrificadas entre la cal y la arcilla. Poole, Bournemouth, Swanage y Weymouth
sirven de enclaves de paso, pueblos, marinas, playas y lugares de descanso en
los cuales recuperar energías en pos de proseguir la larga caminata por el
sendero costero, uno que promete apreciar desde las alturas las insospechadas
formas en que la geografía erosionada ha servido de telón de fondo para un
paisaje fósil de inusitada belleza y unicidad. Mas no sólo prehistoria puede
ser hallada siguiendo la costa jurásica. Adentrándose tan sólo unos cuantos
kilómetros tierra adentro, el condado de Dorset destaca por lugares tan
pintorescos como Dorchester, con sus calles añosas y sus bastiones de guerra;
Christchurch, con sus ruinas normandas y sus cisnes junto a la desembocadura de
los ríos Avon y Stourt; y Corfe Castle, que como bien designa su nombre, humea
sus chimeneas de piedra bajo la atenta mirada de un castillo en ruinas de mil
años de antigüedad. Mención aparte para el gigante de Cerne Abbas, una figura de
55 metros de alto por 51 de ancho, delineada en tiza en la ladera de una colina
a unos 10 kilómetros de Dorset, y que representa a un hombre con el pene erecto
y sosteniendo una maza en su mano derecha. Viajar en tren por las grandes
praderas que conectan el condado y a las villas que lo nutren es sin duda una
experiencia de inusitado encanto, y sí a eso se le agrega la caminata por las
escarchadas arenas de la costa, el panorama completo se ofrece como un
atractivo sin igual. Las vistas, más allá de los grandes acantilados, desde
donde puede atisbarse las peculiares formaciones rocosas de la Durdle Door que,
como un saurio prehistórico, parece hundir su largo cuello en las gélidas aguas
del amplio canal, permiten al espectador adentrarse hasta donde la mirada
alcance e incluso pretender ver más allá de los límites que el horizonte
impone. La Tierra ya no es una sola como solía, y la sola presencia de lugares
desconocidos más allá de las aguas es capaz de despertar la curiosidad y el
brío que movilizan a todo viajero. Ahí, mirando desde la Costa Jurásica el
ancestral pasado escrito en las paredes de piedra, el mar parece ser el mismo,
la misma entidad ingobernable desde hace millones de años, la misma masa acuosa
que es a la vez barrera e invitación, una puerta ofrecida a la voluntad de los
hombres, de ir más allá como alguna vez lo pretendieron los exploradores que
desde estas mismas costas contemplaron lo desconocido, y se aventuraron a través
de los océanos. Hoy el mapa ya no es un misterio como alguna vez lo fuese, mas el
sentido de aventura perdura con la misma fuerza en el corazón de los hombres,
de los que se atreven, y de los que lo sueñan, la puerta del mar parece siempre
abierta para el que la quiera atravesar.
Durdle Door – Dorset
Fotografía/Photo por/by David Lethei