FALL IN AUTUMN
540 days off season
entry 18 – London Calling
Londres había estado llamando desde el primer día. Pero como en mi
llegada no había necesitado pasar por ahí, la cuasi obligada visita a la
capital inglesa había sido postergada desde las primeras planificaciones. Ya me
había deslumbrado muy temprano en la mañana, el iluminado Chelsea Bridge la
primera vez que pasara por la capital británica con mi bus camino a Chester.
Así como me había desayunado un taco de horas en mi regreso desde el Norte de
Gales un par de días después, en una odisea que casi implicó perder el bus de
conexión de vuelta a Southampton. También, y luego de un largo viaje desde
Liverpool, me había tocado hacer la hora
en los jardines de St. James, ahí donde el Palacio de Buckingham se impone
mientras silenciosa la ruta en honor a la desaparecida Lady D te invita a
internarte entre las arboledas y lagunas. Y las calles del barrio que circunda
la Victoria Coach Station me habían visto caminar dubitativo haciendo la hora
en dirección a Birmingham, o en el paso hacia París y vuelta, o tras correr
varias cuadras en plena noche en pos de alcanzar el bus de vuelta al flat tras
un retrasado viaje desde Oxford. Evidentemente, todas estas fugaces pasadas
serían incomparables con aquel 31 de Diciembre, una jornada que empezaría con
un Londres cubierto en niebla a eso de las 8am, y terminaría a eso de las 4 de
la madrugada del 1 tras pasar el Año Nuevo bajo las luces, fuegos artificiales
y gentíos en torno al London Eye. Londres me había estado llamando desde el
primer día y sin embargo había guardado silencio de sus tesoros porque sus
deleites no están en la mencionada noria, en la Torre de Londres o el Big Ben.
Tampoco en su encumbrada arquitectura moderna, con notables experimentos en
acero y cristal, en una miríada de edificios superpuestos en pos de
destacar por sobre el más próximo competidor. Más allá de la ambiciosa y piramidal torre
Shard, el obloide Gherkin o el tradicional Puente de Londres, la ciudad tiene
para ofrecer lo que podría pensarse como la más grande oferta de productos del
mundo. No necesariamente por cantidad sino por la variedad de la misma, la
capital británica ofrece productos de todas partes del mundo, abarcando un
rango de precios que van desde lo más exclusivo de las vitrinas de París hasta
lo más burdo del comercio en base a réplicas. Diseño, artesanía, textiles,
vestuario, joyería entre muchas otras dimensiones, se ofertan en sendos
mercados dispuestos más allá de los céntricos y turísticos vericuetos del
centro. Camden Town, Portobello y Spitalfield Market son sólo algunos de los
innumerables rincones cargados de artículos, souvenirs, regalos en los cuales
la billetera tiembla con mayor fuerza que en las lustrosas vitrinas de Place
Vêndome. En la misma línea, y con una amplia colección de títulos a
disposición, en Londres destacan las librerías de Waterstones y Foyles, siendo
esta última toda una institución en el mundo con una trayectoria de más de
100 años ofreciendo espacio no sólo a la adquisición de las más recientes
ediciones, sino que también comodidades para regalarse días enteros entregados a la
lectura de cuanto hubiere en sus más de cinco pisos de libros de todo el mundo.
Como si ya con tanta oferta cultural no bastara, Londres es famoso por su
amplia oferta teatral, brillando entre sus calles las marquesinas del Savoy,
Scala, Koko, The Old Vic, The Globe, el Lyceum, el Apollo y el Royal Albert
Hall entre muchos, muchos otros. Sin duda que tanto el turista común como el
viajero aguerrido encontrarán en Londres los monumentos y los barrios que
siempre es un deleite apreciar o descubrir fuere cuanto fuere la duración de la
estadía en la ciudad. Aun así, hay algo por lo que Londres brilla y es
precisamente por ser el centro financiero del mundo moderno, un gran mercado de
chucherías y exclusividades, un lugar donde comprar sin complejos y llevarse
consigo un pedacito de cada sitio del mundo.
Houses of Parliament – London
Fotografía/Photo por/by David Lethei
Hola David, soy Paloma, la chica de la resi.
ResponderEliminarSólo quería decirte que me ha gustado mucho el libro, ha sido un detalle muy bonito. Espero que podamos volver a vernos pronto y, de no ser posible, quiero que sepas que conocerte ha sido una de las mejores cosas que me han pasado durante el Erasmus.
Sigue escribiendo.
Paloma
Gracias por tus palabras Paloma. Me complace mucho saber que te ha gustado.
EliminarLamento lo rudimentario de la entrega pero resultó la opción más viable en su momento.
Realmente no quería que partiéramos sólo dejando vivencias literarias compartidas,
sino también algo más tangible.
Y que el tiempo nos permita reunirnos
David